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jueves, 4 de enero de 2018

RESILENCIA: LUCHA CONTRA LA ADVERSIDAD

RESILENCIA: LUCHA CONTRA LA ADVERSIDAD

Parece ser que, si nos atenemos a lo que comúnmente se puede leer, la RESILENCIA es la capacidad que se tiene de hacer frente a las adversidades de la vida, a transformar el dolor en fuerza motora para superarse. De esta especie de definición estoy de acuerdo con la primera parte, no así con la segunda, pues la superación necesita de varias fuerzas confluyentes, no solo de una.

Pero bueno, supongo que, después de año y medio largo sumido en una situación traumática dura algo podré decir, con o sin bibliografía delante.

Lo primero que se me viene al pensamiento es que seguramente hay tantas formas de resilencia como individuos o como individuos que han de salir o intentan hacerlo de situaciones fastidiadas, del tipo que sean, pues cada uno tiene también sus sensibilidades repartidas de una manera. 

No creo que sea lo mismo que una madre entierre a un hijo por culpa de una enfermedad, que se quede sin trabajo, que pierda a su pareja o lo que sea, por ejemplo, que tenga que recuperarse de un accidente o recuperarse de una enfermedad.

Cada experiencia provoca un “estado” en las personas, que no tiene que ser necesariamente el mismo. Aún así, y quizá por eso mismo, renacer (recuperar el tono vital propio) es algo que le corresponde a cada cual, por más que (y en esto llevan razón lo libros) cada individuo tiene una CAPACIDAD, diferente, está claro, pero la tiene de superar el contratiempo que sea y adaptarse a la nueva situación.

Quizá sea que esa CAPACIDAD sea lo que llaman genéricamente RESILENCIA.

Creo que todas las personas, sea cual sea su CAPACIDAD, pasan por asumir un dolor emocional (de mayor o menor grado), por un período de incertidumbre o de inseguridad y por un proceso de búsqueda de fuerzas o estímulos. Y eso no es fácil, menos fácil entre más serio sea el problema que afrontar y sea cual sea su RESILENCIA.

Supongo, desde mi experiencia, que luego de asumir el dolor emocional hay que pasar el hecho por la cabeza, esto es, razonar el proceso vital  que ha de transitar para vivir con y contra la adversidad sobrevenida.

En ese sentido, aparte de que el camino sea diferente y más o menos largo, hay que asumir que lograr el equilibrio es un PROCESO, cuyo objetivo es la adaptación a la situación que dicha adversidad le ha provocado. Tarea nada sencilla tampoco.


Hay un aspecto lateral para mi muy grave: los que te rodean esperan que todo eso hagas solo, y cuanto antes, ese proceso. No quieren verte mal, lo cual no está mal, pero solo miran y miden el tiempo a su medida.

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