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domingo, 14 de enero de 2018

CAMINOS DIFERENTES

CAMINOS DIFERENTES

El camino es el mismo para todos, a la vez que cada uno es especial y diferente por la forma en que lo recorremos y también por las circunstancias de quienes nos acompañan o dejan de hacerlo, incluso por cómo nos lo tomamos.

Ese camino nos lo vamos ganando cada día y cada día es como si naciéramos de nuevo, de tal modo que cada día es lo que importa, no lo recorrido ayer o lo por recorrer mañana. Este es un principio que ya predicaba Buda, pero que, en circunstancias especiales o especialmente adversas cobra una importancia capital.


Recorrer el camino de ese modo te hace ver a las personas y sus entornos de otra manera y, muchas veces, a dejar de confiar en los demás y a fijarte solo en tus fuerzas, entre otras cosas porque las etapas y sus adversidades no las marca ni el tiempo, ni el camino, ni la voluntad, sino circunstancias que escapan al control de todos.

Pero sigo creyendo que siempre (o casi siempre) hay una solución para cada problema y, en caso contrario, algo que sustituya una lágrima o una tristeza o un “no puedo más”.

Caminar así exige ir cerrando etapas, no por incapacidad (a veces sí) ni por desesperación (aunque a veces algo de ella haya detrás de cada decisión), sino porque las cosas, las personas, los escenarios, las circunstancias… dejan de encajar en nuestra vida. Así, no hay otra solución que ir renunciando a ser quien eras y transformándote en quien realmente eres en ese caminar.


El cambio a controlar está en la sensibilidad. Te hace débil si te dejas llevar por ella o te encallece si la desprecias, pero está claro que no solo duelen los golpes, duelen las palabras y hasta los silencios, duelen las traiciones, los desprecios y las indiferencias.

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