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domingo, 28 de enero de 2018

EN ESTA ÉPOCA DEL AÑO

EN ESTA ÉPOCA DEL AÑO

En esta época del año y debido a mi situación biológica” tengo prescrito no acudir a un hospital, supongo que por los gérmenes diversos que se acumulan en ellos y por lo resistentes que se hacen. 

No me extraña. En un hospital cercano hay una treintena de enfermos de “sarna” (enfermedad más que erradicada desde hace muchos años) y en todos, los problemas derivados de la gripe, por ejemplo (que ese año tiene su origen en tres cepas distintas, para que elijamos o nos elijan) a placer.

A pesar de ello y de contar en casa con bastantes recursos para eludir visitar ese lugar, he tenido que estar en el servicio de urgencias. Son cosas que pasan y que hacen mirar la vida de otra manera. El servicio al que acudo he de decir que es magnífico, por el trato, las atenciones y la profesionalidad del personal, pero … los “clientes” somos variopintos y en la convivencia con ellos se “aprende”.


Esta vez la esencia me ha hecho pensar en muchos poemas, pero especialmente en dos:

Pétalo doblado para atrás de la rosa que otros llamarían quizá de terciopelo,
te recojo del suelo y, de muy cerca, te contemplo de lejos.

No hay rosas en mi huerto: ¿qué viento te trajo?
Pero vengo de lejos de repente. Y, por un momento, estuve enfermo.

Ningún viento te ha triado ahora.
Pues ahora nada te ha traído, ni ahora siquiera.
Lo que fui no eres, pues, si no, estaría aquí toda la rosa.

F. PESSOA

¿Mi corazón se ha dormido? 
Colmenares de mis sueños, 
¿ya no labráis? ¿Está seca 
la noria del pensamiento, 
los cangilones vacíos
 girando, de sombra llenos? 
No, mi corazón no duerme. 
Está despierto, despierto. 
Ni duerme, ni sueña, mira, 
los claros ojos abiertos, 
señas lejanas y escucha 
a orillas del gran silencio.


A. MACHADO

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