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jueves, 29 de junio de 2017

EL POBRE SER HUMANO

EL POBRE SER HUMANO

Muchas veces hablamos del ser humano como "ente" individual y en él centramos nuestros análisis. No está mal que sea así, pues cada uno es único, irrepetible y lleva su propio discurrir por la vida, por esa vida que lo va modelando.

Lo hacemos tanto que a veces olvidamos que ese ser humano no es nadie sin los demás, que necesita el apoyo de otros para dar sentido a ese “discurrir” vital que mencionábamos y también proyectarse en los demás.

Quizá eso sea así por nuestra inseguridad o porque buscamos algo que queremos encontrar y necesitamos saber si los demás han conseguido el plano de eso que podemos llamar “mejor lugar”.

Nos puede parecer un poco triste que estemos en la vida, tomemos decisiones, existamos… y al final solo seamos depositarios de nuestras dudas y que busquemos la seguridad en los demás, en los otros.

Gozamos de la libertad en toda su extensión, pero… dudamos de su uso o de lo que podemos conseguir con ella. ¿Acaso no encontramos las respuestas que necesitamos? o ¿acaso necesitamos todas las respuestas antes de caminar en pos de algo porque lo que prima en cada uno es el egoísmo?


Dudamos tanto que nos privamos de VIVIR, de DISFRUTAR y quizá también de distinguir entre realidad y deseo.

miércoles, 28 de junio de 2017

HE ANDADO MUCHOS CAMINOS

No es necesario preámbulo alguno para los que me conocen, pero… de vez en cuando uno echa la vista atrás y en ese momento, en mi caso, recuerdo este poema.

HE ANDADO MUCHOS CAMINOS

He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares,
y atracado en cien riberas.

En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,

y pedantones al paño
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.

Mala gente que camina
y va apestando la tierra...

Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.

Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan a dónde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,

y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca.

Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos,
descansan bajo la tierra.


A. Machado

martes, 27 de junio de 2017

SOMOS UNA INTERSECCIÓN

SOMOS UNA INTERSECCIÓN

Supongo que somos la intersección entre lo que creemos que somos, lo que los demás creen que somos y lo que realmente somos, aunque eso nadie lo sepa.

Estoy seguro, con todo, de que NO somos exactamente lo que los demás ven y dicen que somos de un modo harto atrevido (porque atrevida es la ignorancia). Somos los que muy pocos conocen y los que casi nadie comprende.

Nos esforzamos, eso sí, de un modo ímprobo, en que los demás nos vean del modo que creemos que somos y nos comprendan, pero… es tarea imposible por más interés que pongamos, es más, entre más fuerza pongamos en el empeño más nos alejaremos de conseguir ese objetivo.

Cuando se habla o se piensa en lo que somos lo hacemos de o desde la AUTOESTIMA en buena medida, esto es, desde el valor que nos damos. Quizá sigamos aquel viejo dicho, que no sé a quién adjudicar, que dice: “Si no sabes cómo valorarte, cualquiera sabrá como utilizarte”. Pero el caso es que seguramente muchos saben cómo utilizarnos

El caso es que nunca encontraremos el punto en el que situarnos de un modo cabal, porque creo que vamos siendo diferentes con el paso del tiempo, por más que siempre queden identificadores que digan quiénes somos y cómo somos y se nos pueda reconocer por ellos.

Como eso es así, un autor norteamericano; MORRIS ROSENBERG, escribió hace años una obra: Society and the adolescent’s self-image (La sociedad y la autoestima del adolescente) en la que incuía una escala que se hizo famosa. Es ésta:

1. Siento que soy una persona digna de aprecio, al menos tanto como los demás.
2. Siento que tengo cualidades positivas.
3. En general, me inclino a pensar que soy un fracasado/a.
4. Soy capaz de hacer las cosas tan bien como la mayoría de los demás.
5. Siento que no tengo mucho de lo que enorgullecerme.
6. Adopto una actitud positiva hacia mí mismo/a.
7. En conjunto, me siento satisfecho/a conmigo mismo/a.
8. Me gustaría tener más respeto por mí mismo/a.
9. A veces, me siento inútil.
10. A veces, pienso que no sirvo para nada.

Cada una de las afirmaciones positivas se puntúa desde el 0 (estoy totalmente en desacuerdo) al 3 (estoy totalmente de acuerdo), mientras que las afirmaciones negativas se puntúan a la inversa, el 3 implica estar totalmente en desacuerdo y el 0 totalmente de acuerdo. Las afirmaciones positivas son 1,2,4,6,7 y las negativas 3,5,8,9,10. De esta manera, una puntuación inferior a 15 indicaría una autoestima muy baja, sugiriéndolo como un aspecto sobre el que trabajar. Entre los 15 y los 25 puntos estaríamos ante una autoestima saludable y que entra dentro de los parámetros de lo que se considera “equilibrado”. Una puntuación mayor de 25 nos hablaría de una persona fuerte y sólida (aunque proclive a otros problemas).


Pero nos hemos ido del tema. Lo retomaremos en otra ocasión.

lunes, 26 de junio de 2017

EL ÉXITO NO SIEMPRE CORONA EL ESFUERZO

EL ÉXITO NO SIEMPRE CORONA EL ESFUERZO

Supongo que, quién más, quién menos, todos tenemos aspiraciones, deseos, sueños, metas por alcanzar y que no siempre logramos hacer realidad por las razones que sea, que ahora no vienen al caso.

Cada fracaso nos entristece, nos frustra (más o menos, según lo grande que fuera el deseo), y nos deja una decepción intima, dolorosa, incluso de abandono.

La reacción a eso puede ser variada, desde revelarse contra el mundo y sus alrededores, echar la culpa al que pase por allí o sentirnos desgraciados nosotros mismos. Todos solemos ver en eso un FRACASO que es también personal o, sobre todo, personal.

Las variables presentes en nuestros juicios de valor son múltiples. Una de ellas es que no tenemos patrón con el que comparar, con el que establecer en qué medida o dimensión eso que pretendíamos era bueno o mejor, o malo o peor. Otra es que solo contamos con el pasado como elemento de análisis, nunca con presente y aún menos con el futuro y, por muchas hipótesis que se nos ocurran, ninguna tiene por qué sernos válida y aún menos ayudarnos a resolver nada.

Tanto es así que yo diría que es difícil establecer que algo es un FRACASO. Hay que dar tiempo al tiempo, hay que analizar muchas cosas para decidirlo de ese modo. Por otra parte NUNCA podremos saber cómo hubieran ido las cosas si lo que esperábamos obtener lo hubiéramos conseguido tal y como lo imaginábamos.

Todos vamos perviviendo (y aprendiendo -viviendo-) entrando y saliendo de los desastres interiores de nuestros pretendidos fracasos, por muy destrozados que nos sintamos en cada uno de ellos. La vida puede seguir y, de hecho, sigue después de cada fracaso.


De ese modo los fracasos pueden ser lo mejores inicios de nuestros pequeños éxitos.

domingo, 25 de junio de 2017

EL SUTIL RECHAZO

EL SUTIL RECHAZO

En la vida social, sea cual sea su ámbito, ocurre que muchas veces se nota cierto rechazo hacia uno. A veces momentáneo, otras más permanente, a veces visible, otras casi imperceptible, pero presente. Tanto es así que creo que forma parte del vivir en sociedad, de relacionarse con los demás.

La mayor parte de las veces no damos importancia a ese hecho, porque tenemos o podemos tener otras relaciones a nuestro alcance, otros intereses, otras ayudas. Pero otras veces, cuando realmente se necesita ayuda, no es tan fácil superar o dejar de notar esa actitud de los demás, aunque también nosotros la practiquemos con el resto de coetáneos.

Digo que no es fácil, porque el primer sentimiento es de tristeza y, de persistir esa postura, uno sucumbe al desánimo, a la tristeza. Está claro que es mejor dejar las cosas en su sitio y seguir adelante, a costa de lo que sea, fundamentalmente racionalizando los hechos que han dado lugar a esa situación (no siempre objetivables).

De paso, haya posibilidad de racionalizar o no, hay que ser valientes y reforzar las relaciones con uno mismo. Las soluciones si las hubiera, bienvenidas serán, pero sobre el hecho de tener reforzada la estructura personal.

Hay que pensar que la vida es cambiante o lo son las circunstancias en las que transcurre nuestra vida. A la vez, las relaciones siguen ese mismo patrón, por lo que hay que asumir que el cambio en la actitud de los demás es culpa nuestra, porque ha habido un cambio en nosotros, cosa que ocurre cuando en verdad nos acontece algo malo, difícil de asumir, o cuando entramos en crisis por la razón que sea.

Es posible y así lo exponen algunos teóricos del tema, que el rechazo sea debido a cierto sentimiento de culpa de los demás, que se muestran así aún conservando todo su afecto por ti. Sea así o por lo contrario, no hay que martirizarse ni personalizar todo en uno mismo y menos aún atacar a nadie. Las cosas son como son y son así porque las circunstancias (a veces muy sutiles) las han ido haciendo así.


Lo peor es decepcionarse, porque sería hacerlo de la propia vida, de lo que uno es, de lo que uno ha hecho o creído. Hay que seguir. Y hacerlo con cierto humor, si uno se lo puede permitir. Al final, cada uno recibe lo que da.

sábado, 24 de junio de 2017

PLANIFICAR LA VIDA

PLANIFICAR LA VIDA

Más que analizar y reflexionar sobre el pasado, a todos nos gusta mirar hacia adelante y planificar, aunque sea a grades rasgos, nuestras pretensiones para el futuro. Bueno, algunas veces, instalados en el confort del presente, del aquí y ahora, NI ESO. Pero demos un voto de confianza a las cabezas “que no envisten”, sino que piensan.

Y no está nada mal, entre otras muchas razones porque eso nos ayuda a poner los esfuerzos en aquellas cosas que nos interesan, que nos ayudan a ir construyendo nuestra vida. Eso nos evita ir dando tumbos en nuestras decisiones y hacer depender nuestro caminar por la vida del mero azar.

Ocurre que en el momento de tomar esa decisión de planificación somos UNAS PERSONAS y dejamos de ser las mismas instantes después (somos como el agua de río) y ocurre también que en el camino de la vida se dan muchas circunstancias que nos obligan o a parar en la conquista de nuestros propósitos o a cambiar de decisión. El “discurrir” tiene de todo y, entre ese “todo”, muchas sorpresas y no todas agradables.

Estamos diciendo que muchas veces hemos de abandonar las decisiones que habíamos planificado y no por nuestra voluntad. Aún así es mejor tenerlas (tener decisiones previstas) que no tenerlas, por más que el dolor sea mayor al tener que abandonarlas.


Podríamos entrar aquí en el tema de las hipótesis de vida, del azar y la necesidad, del libre albedrío incluso y de sus límites, de la libertad, de lo que se quiera, pero eso no quitaría importancia al hecho que queremos poner de manifiesto: Una vida planificada es una vida más y mejor vivida, más intensa, más gratificante… pero una vida así puede caer en cualquier momento como un castillo de naipes y … hacen falta muchos esfuerzos para mantener erguidos los ánimo y las esperanzas.

viernes, 23 de junio de 2017

"LA ISLA SE UNDE"

"LA ISLA SE UNDE"

Una persona, que ha leído mi entrada de ayer sobre “EL TIEMPO LO CURA TODO”, me ha hecho llegar un cuento con merecimientos sobrados de figurar aquí. Creo que, desde una forma literaria diferente, encierra una lección paralela a la que quisimos ofrecer. Dice así:

“Hubo una vez una isla donde habitaban todas las emociones y todos los sentimientos humanos que existen.  Convivían, por supuesto, el Temor, la Sabiduría, el Amor, la Angustia, la Envidia, el Odio... 

Todos estaban allí.  A pesar de los roces naturales de la convivencia, la vida era sumamente tranquila e incluso previsible.  A veces la Rutina hacía que el Aburrimiento se quedara dormido, o el Impulso armaba algún escándalo, pero muchas veces la Constancia y la Conveniencia lograban aquietar el Descontento

Un día, inesperadamente para todos los habitantes de la isla, el Conocimiento convocó una reunión.  Cuando la Distracción se dio por enterada y la Pereza llegó al lugar del encuentro, todos estuvieron presentes. 

Entonces, el Conocimiento dijo: 

-Tengo una mala noticia que darles: la isla se hunde. 

Todas las emociones que vivían en la isla, dijeron: 

- Noooo, cómo puede ser!!!!  Si nosotros vivimos aquí desde siempre!!! 

El conocimiento repitió: 

-La isla se hunde. 

-Pero no puede ser!!  Quizá estás equivocado!!! 

-El conocimiento casi nunca se equivoca -dijo la Conciencia dándose cuenta de la verdad-.  Si él dice que se hunde, debe ser porque se hunde. 

-Pero qué vamos a hacer ahora? - se preguntaron los demás. 

Entonces, el Conocimiento contestó: 

-Por supuesto, cada uno puede hacer lo que quiera, pero les sugiero que busquen la manera de dejar la isla...  Construyan un barco, un bote, una balsa o algo que les permita irse, porque el que permanezca en la isla desaparecerá con ella. 

- No podrías ayudarnos?  -preguntaron todos, porque confiaban en su capacidad. 

-No -dijo el Conocimiento-, la Previsión y yo hemos construido un avión y en cuanto termine de decirles esto volaremos hasta la isla mas cercana. 

Las emociones dijeron: 

-Nooooooooo!  Pero nooooo!!! Qué será de nosotros? 

Dicho esto, el Conocimiento se subió al avión con su socia y, llevando de polizón al Miedo, que como no es tonto ya se había escondido en el motor, dejaron la isla. 

Todas las emociones, en efecto, se dedicaron a construir un bote, un barco, un velero...  Todas.. salvo el Amor

Porque el Amor estaba tan relacionado con cada cosa de la isla que dijo: 

-Dejar esta isla... después de todo lo que viví aquí...  ¿Cómo podría yo dejar este arbolito, por ejemplo?  Ahhh... compartimos tantas cosas... 

Y mientras las emociones se dedicaban a fabricar el medio para irse, el Amor se subió a cada árbol, olió cada rosa, se fue hasta la playa y se revolcó en la arena como solía hacerlo en otros tiempos.  Tocó cada piedra...  y acarició cada rama... 

Al llegar a la playa, exactamente desde donde el sol salía, su lugar favorito, quiso pensar con esa ingenuidad que tiene el amor: 

"Quizá la isla se hunda por un ratito... y después resurja...”  por qué no? 

Y se quedó durante días y días midiendo la altura de la marea para revisar si el proceso de hundimiento no era reversible... 

La isla se hundía cada vez más... 

Sin embargo, el Amor no podía pensar en construir, porque estaba tan dolorido que sólo era capaz de llorar y gemir por lo que perdería. 

Se le ocurrió entonces que la isla era muy grande, y que aún cuando se hundiera un poco, siempre él podría refugiarse en la zona más alta... Cualquier cosa era mejor que tener que irse.  Una pequeña renuncia nunca había sido un problema para él. 

Así que, una vez más, tocó las piedrecitas de la orilla... y se arrastró por la arena... y otra vez se mojó los pies en la pequeña playa que otrora fue enorme... 

Luego, sin darse cuenta demasiado de su renuncia, caminó hacia la parte norte de la isla, que si bien no era la que más le gustaba, era la más elevada... 

Y la isla se hundía cada día un poco más... 

Y el Amor se refugiaba cada día en un espacio más pequeño... 

-Después de tantas cosas que pasamos juntos..., le reprochó a la isla. 

Hasta que, finalmente, sólo quedó una minúscula porción de suelo firme; el resto había sido tapado completamente por el agua. 

Justo en ese momento el Amor se dio cuenta de que la isla se estaba hundiendo de verdad.  Comprendió que, si no dejaba la isla, el amor desaparecería para siempre de la faz de la Tierra... 

Caminando entre senderos anegados y saltando enormes charcos de agua, el Amor se dirigió a la bahía. 

Ya no había posibilidades de construirse una salida como la de todos; había perdido demasiado tiempo en negar lo que perdía, y en llorar lo que desaparecía poco a poco ante sus ojos. 

Desde allí podría ver pasar a sus compañeros en las embarcaciones.  Tenía la esperanza de explicar su situación y de que alguno de sus compañeros le comprendiera y le llevara. 

Observando el mar, vio venir el barco de la Riqueza y le hizo señas.  La Riqueza se acercó un poquito a la bahía. 

-Riqueza, tú que tienes un barco tan grande, ¿no me llevarías hasta la isla vecina?  Yo sufrí tanto la desaparición de esta isla que no pude fabricarme un bote... 

Y la Riqueza contestó: 

-Estoy tan cargada de dinero, joyas y piedras preciosas, que no tengo lugar para ti... lo siento- y siguió su camino sin mirar atrás. 

El Amor siguió observando, y vio venir a la Vanidad en un barco hermoso, lleno de adornos, caireles, mármoles y florecitas de todos los colores. Llamaba muchísimo la atención. 

El amor se estiró un poco y gritó: 

-Vanidadddddddd...  Vanidad.... Llévame contigo!!! 

La Vanidad miró al Amor y dijo: 

-Me encantaría, pero... tienes un aspecto tan desagradable...  tan sucio y desaliñado...  Perdón, pero creo que afearías mi barco,  y se fue. 

Y así, el Amor pidió ayuda a cada una de las emociones.  A la Constancia, a la Sensualidad, a los Celos, a la Indignación y hasta el Odio.  Y cuando pensó que ya nadie más pasaría, vio acercarse un barco muy pequeño... el último, el de la Tristeza

-Tristeza, hermana -le dijo- , tú que me conoces tanto, tú no me abandonarás aquí, eres tan sensible como yo...  Me llevarás contigo? 

Y la Tristeza contestó: 

-Yo te llevaría, te lo aseguro, pero estoy taaaaaaann triste... que prefiero estar sola - y sin decir más, se alejó. 

Y el Amor, pobrecito, se dio cuenta de que por haberse quedado ligado a esas cosas que tanto amaba, él y la isla iban a hundirse en el mar hasta desaparecer. 

Entonces se sentó en el último pedacito que quedaba de su isla a esperar el final... 

De pronto, el Amor escuchó que alguien chistaba: 

-Chisttttttt....  chisttttt... 

Era un desconocido viejito que le hacía señas desde un bote de remos. 

El Amor se sorprendió: 

-Es a mi??? 

-Si, si, a ti...  Ven conmigo, súbete a mi bote y rema conmigo, yo te salvo. 

El Amor le miró y quiso darle explicaciones: 

-Lo que pasó fue que yo me quedé.... 

-Entiendo -dijo el viejito sin dejarle terminar la frase -  Sube. 

El Amor subió al bote y juntos empezaron a remar para alejarse de la isla. 

No pasó mucho tiempo antes de ver cómo el último centímetro que quedaba a flote terminó de hundirse y la isla desaparecía para siempre. 

-Nunca volverá a existir una isla como esta... - murmuró el Amor, quizá esperando que el viejito le contradijera y le diera alguna esperanza. 

-No -dijo el viejo-, como ésta, nunca. 

Cuando llegaron a la isla vecina, el Amor comprendió que seguía vivo. Se dio cuenta de que iba a seguir existiendo. 

Giró sobre sus pies para agradecerle al viejito, pero éste, sin decir una palabra, se había marchado tan misteriosamente como había aparecido. 

Entonces, el Amor, muy intrigado, fue en busca de la Sabiduría para preguntarle: 

-Cómo puede ser?  Yo no lo conozco y él me salvó...  Nadie comprendía que me hubiera quedado sin embarcación, pero él me ayudó, él me salvó y yo ni siquiera sé quién es... 

La Sabiduría lo miró a los ojos un buen rato y dijo: 


-Él es el único capaz de conseguir que el amor sobreviva cuando el dolor de una pérdida le hace creer que es imposible seguir adelante.  El único capaz de darle una nueva oportunidad al amor cuando parece extinguirse.  El que te salvó, Amor, es el TIEMPO.

jueves, 22 de junio de 2017

EL TIEMPO LO CURA TODO

EL TIEMPO LO CURA TODO

Esa frase, “el tiempo lo cura todo” la hemos oído y usado hasta la saciedad, hasta convertirla en la panacea que soluciona todos los males. La hemos hecho tan nuestra que no nos hemos parado a pensar en nada más, ni en los efectos colaterales ni en en si merecía la pena tenerla como la “purga” para todo dolor.

No creo en esa frase. No creo que sea verdad, al menos tomándola en sentido global y universal. Asumo que TODO cambia algo, después de UN TIEMPO de doler TANTO, pero no sé si por el paso del tiempo o porque asumimos el dolor como algo que acaba formando parte de nosotros mismos o porque el tiempo ha “encallecido” la herida.

Asumo también que puede que el paso del TIEMPO haga que restemos importancia al acontecimiento aquel que me produjo tal dolor, que le coloque en el lugar que le corresponde, a veces solo porque, con el tiempo, hemos sufrido otros golpes aún peores que han mitigado el dolor anterior.

Pero ni lo uno ni lo otro nos priva del RECUERDO y, si somos mínimamente conscientes de nuestra historia y sus aconteceres, seguro que aquel hecho sigue teniendo un lugar en nuestra mente y, seguro que también somos conscientes de que eso, ese dolor, nos hizo tomar decisiones equivocadas o no tomar las que debíamos haber tomado en su momento.


El tiempo aleja los acontecimientos, los relega, los ordena, pero ni los cura ni los remedia.

miércoles, 21 de junio de 2017

TRISTEZA, SOLEDAD, SILENCIO, ESPERA…

TRISTEZA, SOLEDAD, SILENCIO, ESPERA…

A la suma de esas cosas se le suele llamar DEPRESIÓN, o sea “Enfermedad o trastorno mental que se caracteriza por una profunda tristeza, decaimiento anímico, baja autoestima, pérdida de interés por todo y disminución de las funciones psíquicas”. Y puede que lo sea, esto es, puede ser que la medicina haya sabido abarcar esos síntomas y algunos más bajo un sólo concepto, pero a mi me gustaría hacer una distinción, después de agradecer que a eso no se hayan llamado “síndrome”, que es el concepto más socorrido de la clase médica actual.

Hay estados que se ajustan aproximadamente a lo que dicen los libros pero que devienen de variables INTERNAS, esto es, que son producidas porque la química individual va declinando en una persona y acaba perdiendo hasta la identidad. Pero creo que hay estados, que también reúnen esos o parecidos síntomas pero que vienen por el efecto de ciertas condiciones ambientales, externas.

Sí, ya sé que tanto da si al final el resultado es el mismo, porque, por un camino o por otro estaríamos en las mismas, pero supongo que por más que los fármacos para su tratamiento sean los mismos, el tratamiento no puede ser igual.

La verdad es que no sé si me explico bien o solo exteriorizo mi propio lío mental y si, de poner algún ejemplo aún la liaré más. Pero seré atrevido. Una cosa es que una persona se encuentre “mayor” e “incapaz” para tareas que le gustaría mantener y ante eso se invente la excusa del cansancio o de lo que sea, pero caiga en una depresión digamos que psicológica. Y otra cosa es que una persona se encuentre de golpe diagnosticado de una enfermedad incurable y/o en un ambiente familiar y/o social adverso y acabe refugiándose en ese mismo cansancio u otra excusa. Ya digo que el resultado es el mismo, pero creo que hay elementos distintivos, al menos en el tratamiento (y lo digo sin convicción, porque la verdad es que escribo pro pura intuición, lo cual es una temeridad).

Supongo que en ambos casos las conductas de ambas personas es limitante, de tristeza, de incapacidad hasta para arrastrarse, sin notar los estímulos del entorno, de cansancio, de silencio ante la imposibilidad de dar respuesta a nada de lo que se le pueda plantear ni aun de razonarlo mínimamente.


Lo malo (o lo bueno, según se mire) es que todo alrededor sigue su ritmo y que, al menos en el segundo caso, las medicinas pueden ir acompañadas de una mano amiga, de alguien que provoque y aguante sus lágrimas, esas lágrimas que ayudarán a salvar la desesperanza y que tanto necesitaba echar para facilitar la salida a tanta congoja como ha ido acumulando.

martes, 20 de junio de 2017

TOLERANCIA

TOLERANCIA

En líneas generales y sin intento alguno de purismo intelectual, solemos entender por tolerancia la actitud de la persona que respeta las opiniones, ideas o actitudes de las demás personas aunque no coincidan con las propias. También lo solemos aplicar a la “capacidad que tiene un organismo para resistir y aceptar el aporte de determinadas sustancias, en especial alimentos o medicamentos”.

En ambas acepciones es un concepto usado normalmente sin que denote pedantería.

Aquí nos referiremos a la tolerancia como respeto a las opiniones de los demás, aunque mantengamos el derecho a la duda.

Asumimos que visto así puede parecer un acto de prepotencia, en la medida en que uno ha de ser indulgente con el otro o aguantar algo con lo que no se está de acuerdo, pero quisiéramos que fuera visto también como RESPETO. Y, en este sentido de RESPETO la TOLERANCIA guarda relación, o así lo creemos, con el reconocimiento a las diferencias, a la diversidad de cualquier tipo.

La tolerancia, vista así, es básica en la vida social.

Pero no vemos por ninguna parte el valor de la expresión “tolerancia cero”, que no concede valor, ni positivo ni negativo, a una postura, a no ser que sea eso lo que se quiere expresar cuando se utiliza. Esa expresión es un modernismo vacío, de esos que gustan a la posmodernidad, que suenan bien pero que no tienen contenido.


Y quizá sea ese uno de los problemas que vivimos, porque en realidad nuestra sociedad es INTOLERANTE, tanto que responde con violencia ante los pensamientos contrarios a los propio, cuando todos necesitamos un espacio de libertad

lunes, 19 de junio de 2017

CUANDO ALGUIEN SE ALEJA

CUANDO ALGUIEN SE ALEJA

Cuando alguien se aleja de uno por la razón que sea, supongo que lo mejor es dejarlo marchar, entre otras cosas porque el destino (entiéndase aquí como el final del camino), la compañía en el camino, no puede atarse a alguien que se aleja.

Para que las cosas fueran de otra manera posiblemente tendríamos que estar perdonando todo continuamente y los demás pueden acostumbrarse a lastimarnos, lo cual no favorece a ninguna de las dos parte. Aunque también puede ocurrir que no seamos buenos o lo intentemos con las personas equivocadas, con quien no lo merece, dadas nuestras necesidades, creencias o características.

Pero, aún así, no hay que dejar de tener esperanza, las cosas pueden cambiar en cualquier momento, pues las variables del contexto son veleidosas, cambiantes, …

Por eso quizá no sea bueno decir que se pierden amigos, sino que se van seleccionando y, del mismo modo que las personas más felices no son las que tienen las mejores cosas, sino aquellas que aprecian LO QUE TIENEN, seguro que es muy probable que te vuelvas a encontrar con gente que te hable de frente y asumiendo todas las consecuencias y puedas disfrutar de su presencia y compañía.


Eso nos puede costar seguir el camino como si no pasase nada, como si nadie más nos acompañara en ese caminar y como si nunca fuésemos a encontrar a nadie. Es duro, es cierto, pero para eso se puede usar, con tristeza y dolor, el fármaco del olvido

domingo, 18 de junio de 2017

SIN ENTRAR EN PROFUNDIDADES

SIN ENTRAR EN PROFUNDIDADES

Detrás de cada persona, o debajo, sirviendo de apoyo, hay una historia. Una historia que no se suele corresponder con aquella que solemos ver o sobre la que indagamos. Veamos.

Uno ¿nace? en un lugar. Yo más bien creo que LE NACEN en ese lugar o nace en un lugar de un modo totalmente aleatorio. Lo que no acabo de entender es por qué eso algunos lo convierten en un elemento distintivo de las personas, pero bueno, no entremos en polémicas.

Cada uno es fecundado por el espermatozoide más rápido de los que tocan en ese momento (en otro momento seria otro, no lo duden), vamos que depende de un origen casual y también porque el tiempo era el oportuno.

Cada uno de nosotros nace DEPENDIENTE e INDEFINIDO. O sea, o nos cuidan o nos vamos al garete y nos vamos “haciendo” a medida en que el ambiente nos “moldea” (por decirlo de un modo llano) y así recorremos el camino entre lo que somos (pura biología) y lo QUE DEBEMOS SER (personas, para los griegos “caretas”).

En ese período entre el SER y el DEBER SER (somos prácticamente el único ser vivo al que le ocurre eso) nos vamos “haciendo”  mientras algunas circunstancias del medio (familia incluida) nos van “troquelando”, pero hasta ese momento no hemos podido tomar decisión alguna. Lo que vamos siendo es debido al azar de haber caído en un contexto y no en otro. No se nos puede separar por eso, ni hacer distingos, aunque eso si, lo que nos va ocurriendo, esto es, cómo nos vamos tomando los roces del medio social nos va HACIENDO SER DE UNA DETERMINADA MANERA, a partir de la cual ya se nos puede distinguir.

Hay una razón, pues para que cada uno sea como es y diferente a los demás, que es la RESPUESTA que vamos dando a los estímulos del medio (social, afectivo, natural….).


La pregunta que me sugiere lo dicho hasta aquí es esta: ¿Cómo nos atrevemos a juzgar a nadie si no conocemos el camino de una persona? Y ya digo, sin entrar en profundidades.

sábado, 17 de junio de 2017

UN AMIGO ¿TÓXICO?

UN AMIGO ¿TÓXICO?

La amistad suele entenderse como la relación de afecto, simpatía y confianza que se establece entre personas que no son familia. Es algo positivo y necesario, por lo que es buscado y valorado por todos. Los amigos ayudan a vivir y dar sentido y proyección a nuestras acciones y pensamientos.

Pero, como en todo, existen diferentes tipos de amistad y por eso nuestra entrada de hoy va dedicada a una clase de amigos, a los que se suelen denominar tóxicos (según la moda actual de no usar términos negativos), que son aquellos que o no se acuerdan de ti nada más que para lo que les interesa o aquellos que, además, te culpabilizan de todo (lo malo, claro, porque lo bueno es lo que ellos hacen). Un amigo "tóxico" no es un amigo, sino un enemigo en traje de camuflaje, pero la psicología actual sabrá.

En principio ya hemos apuntado que la amistad es positiva, curativa, propedéutica, terapéutica y necesaria y no creemos que haya nada que objetar ante eso. Pero, algunas veces podemos dar con alguien que, según el psicólogo social Xavier Molina presente características como estas y le hagan indeseable:

      • No apoyan tu forma de ser
      • No les puedes confiar tus intimidades
      • Suelen sacar lo peor de uno mismo
      • Suelen decepcionarnos
      • No nos respetan ni a nosotros ni a nuestro entorno
      • A veces quieren ir más allá de la propia amistad cuando nosotros no queremos

Otros autores, por ejemplo Kampaii argumentan que esa toxicidad deviene de la envidia, de necesitar un “chivo expiatorio”, de la rigidez mental o de su pesadez con sus problemas. 

En estos casos se suele recomendar no fantasear con que nadie vaya a cambiar, poner límites, desahogarse y ser firme en las decisiones.

De todos modos debe defenderse que la AMISTAD DUPLICA LAS ALEGRÍAS Y DIVIDE LAS ANGUSTIAS, como dijera Sir Francis Bacon.

Para mi, un amigo es la familia que se escoge y un amigo es aquella persona que, aun conociéndote, te estima, por lo que nunca catalogaría como amigo a alguien tóxico.


De todos modos y como distensión, anotaré que algo de eso debe haber existido en la historia de la humanidad, esa que acuñó la frase: “De mis AMIGOS me guarde dios, que de mis enemigos me guardo yo”.

viernes, 16 de junio de 2017

PARA LA LIBERTAD

PARA LA LIBERTAD

Quiero suponer que es asumible que la libertad es una facultad de la persona para actuar según su voluntad y sin restricciones, respetando, eso sí, su propia conciencia y ética para desarrollarse y llegar a ser lo que quiere ser.

Soy consciente de que alrededor de este concepto se pueden verter rios de tinta, dados sus matices y el hecho de que cada ser humano tenga a su lado otro ser humano con las mismas facultades y los mismos deseos, pero creo que lo dicho puede servir de entrada para este bellísimo poema de Miguel Hernández sobre la LIBERTAD y  para enunciar mi propia lucha por ella.



II
Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.


MIGUEL HERNÁNDEZ, El hombre acecha, (1938-39)

jueves, 15 de junio de 2017

CAMBIAR

CAMBIAR

En el sentido que se quiere expresar aquí cambiar sería modificar, sustituir, alterar una condición.

En el mundo tan sutil o delicado, tan dado a mirar solo las formas, a dar más importancia a lo exterior, a las palabras que al interior y a los significados como el que vivimos, pareciera una acción necesaria y lógica, vamos, hasta obligatoria. Vivimos en el placer de la incertidumbre sin más referente que el ombligo de cada uno.

Pero cambiar o mantenerse en un rumbo supone siempre tener un referente, tener un objetivo, tener una idea de uno mismo al menos. Y es que las cosas de la vida comienzan a cada momento, es cierto, pero lo hacen desde unos referentes, algunos de los cuales son inmanentes, esto es, marcan la esencia de nuestro seguir, sea cual fuere el rumbo.

Es fácil defender el cambio si se cree que cada uno dirige el destino, si no se tiene nada a lo que aferrarse, ni creencias ni esencias, sino se tiene nada que defender… si se cree que la libertad está en eso, en el cambio.

Todos piensan en cambiar a los demás, más aún, en que los demás cambien, pero pocos piensan en cambiarse a sí mismos señalando su esencia.

Dice la esperanza: Un día

la verás, si bien esperas.
Dice la desesperanza:
Sólo tu amargura es ella.
Late, corazón... No todo
se lo ha tragado la tierra.