LA DESINFORMACIÓN INTERESADA
No es la primera vez que este tema ocupa una de mis entradas, pero me temo que no será la última dada la escalada que se está produciendo en el mundo de las “redes sociales”.
Creo que todos somos conscientes de que tanto la propaganda, como la intoxicación en la información y la mentira son tan antiguas como la necesidad de territorio o de supervivencia de los grupos humanos, de ahí que aparecieran pronto modos diferentes de comunicarse incluso en la distancia.
Pero también que la aparición, cada vez más masiva y poderosa y más al alcance de todos de los nuevos medios se han convertido en armas de construcción o destrucción masiva (y no creo que sea necesario citar ejemplos, pues están en la mente de todos y los sufrimos cada día).
Tanto es así, y lo decimos solo como justificación, que los gobiernos andan preocupados por el asunto e intentando poner puertas a un campo difícil de controlar. No hay más que verlo en las reacciones (sin resultados positivos) en las elecciones de los EE.UU, Francia, Alemania, Holanda o España (sobre todo alrededor del conocido como “conflicto” Catalán).
Por medio anda el derecho a la libertad de expresión, sagrado para los que creemos en la libertad, pero también la necesidad de no desestabilizar a una sociedad y cambiar libertad por PRESIÓN social.
La cosa sería fácil si la información se tuviera que ceñir a un código deontológico (cuyas esencias se han desvanecido en todos los campos), respetando la libertad de expresión. Creo que es la transparencia en la información lo que nos puede ayudar a una mejor comprensión de la realidad y también la ética, para lo cual tendríamos que contar ocn un periodismo serio, responsable y profesional (que ahora no tenemos)
Y también sería necesario contar con unos ciudadanos capaces de analizar con criterio toda la información que les llegue.
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