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lunes, 15 de enero de 2018

LA SENSIBILIDAD EN LOS TIEMPOS DE CRISIS

LA SENSIBILIDAD EN LOS TIEMPOS DE CRISIS

La sensibilidad no suele ser muy apreciada en estos tiempos, excepto en situaciones o colectivos muy específicos, al menos externamente. Es considerada (y es una apreciación personal) como signo de debilidad.

Por esas y algunas otras circunstancias, debidas a nuestra educación y a las influencias de nuestro entorno, la solemos soslayar, sin darnos cuenta de que eliminándola borramos la auténtica esencia de nuestra modo de ser, de nuestra personalidad, de nuestro modo de sentir y vivir el mundo y las relaciones.


La sensibilidad la necesitamos en sí misma y para mantener la consciencia de nuestras acciones, nuestra capacidad de empatía, nuestra apreciación de las pequeñas cosas, por la vida (a menos la vida interna) nuestra valoración de los demás, sobre todo de su estado, de su dolor o de su alegría. Eliminamos la compasión y también la pasión, de tal modo que corremos el riesgo de pasar por la vida “insensibles” (ajenos) a todo y a todos.

Es especialmente importante tomarla en consideración en los tiempos difíciles, de crisis, de anomalías vitales (de todo tipo), pues desde ella sentimos y juzgamos nuestros estado y nuestras necesidades y relaciones con los demás, aunque no esté de moda. 

En esos momentos de malestar todo nos afecta más, toda acción contraria a la sensibilidad se convierte en una traba más a superar, que se añade al dolor o mal que nos aqueje. Pero … no está de moda ni en el bagaje comportamental de nuestros escenarios vitales, lo cual hace difícil la vida, ni en su manifestación. 


Olvidamos que la presencia, la sonrisa, una palabra o una sonrisa valen más que todos los tratados científicos sobre aquello que nos acongoja. Nos estamos olvidando de los demás y desprendiéndonos de nuestra “humanidad”.

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