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miércoles, 4 de abril de 2018

MIS SALUDOS MÁS AFECTIVOS: EL REGRESO

MIS SALUDOS MÁS AFECTIVOS: EL REGRESO

El inicio de la Primavera ha contado siempre con celebraciones por parte de los humanos, por aquello (supongo) de celebrar el renacer de la naturaleza y, por lo mismo, de la facilitación de su propio sustento.

Ese hecho ha sido aprovechado por todas las religiones, ritos y mitos (ponerlo en el orden que queráis) para “distinguirse” y para “agradar a sus “dioses”.

En todo caso, en la zona cultural que corresponde al ámbito greco-latino siempre ha habido alguna fiesta en la confluencia del invierno con la primavera, que, a su vez, la Religión Católica (en general) la ha dividido en dos partes, una de tristeza (muerte, recordar el invierno, esfuerzo, redimir pecados….) y otra festiva (exaltación de la vida (Pascua).

Esas fechas han tenido ritos diferentes y se han referido a mitos también variados, aunque, en ambos casos hay que reconocer que en estas celebraciones han confluido la tradición teatral griega y una nueva forma de hacer teatro: escenificando la pasión, muerte y resurrección; primero dentro de las iglesias, después en sus pórticos y, más tarde, en la calle. De ahí que tenga tantas manifestaciones (se nota una gran diferencia entre Zamora y Sevilla, por ejemplo).


El caso es que este año una de mis exacerbaciones (aumento transitorio de la gravedad de un síntoma o de una enfermedad.) , esas que van pegadas a mis dolencias, me ha obligado a celebrar estos acontecimientos de forma diferente a muchos de vosotros.

Son fiestas en las que todo el mundo corre, buscando volver al pueblo, a la familia, a los sueños, y atascando medios de comunicación hasta la saciedad. Pues bien, en mi caso eso que decía (exacerbaciones) me han llevado a un lugar de reposo “obligado” (El Hospital), donde me han tenido internado desde el martes, día 27 de marzo, al martes día 3 de abril.

Desde mi rincón en ese lugar (que no os recomiendo y menos en días así) he abandonado mis tareas cotidianas de contacto (bastante tenía con mantenerme con los dientes apretados y aguantando el empujón de mi biología) y olvidarme de mi contacto diario a través de mis blog o de curiosear por FaceTime, Twitter, Instagram… y, sobe todo, de saber de cuantos, amablemente os acercáis a mis palabras.

Supongo que muchos han interpretado mi ausencia como algo normal, debido a las fechas, pero creo que es la segunda vez que fallo en mis contactos en dos años y nunca por un período tan largo. De ahí esta explicación, que repetiré en cada uno de los blogs y personalmente a algunas otras personas que no gustan de esos artilugios de comunicación social.

Tengo un agradecimiento especial para las personas que han tenido la sensibilidad especial de intuir que NO eran las festividades lo que me mantenía inactivo.


Pero mi ABRAZO MÁS EFUSIVO va para todos los que miran por mis ventanas (peregrino y paradojas).

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