LA VIDA Y LAS RELACIONES
En las situaciones difíciles, dilemáticas, angustiosas o de deterioro biológico uno va aprendiendo más y más profundamente de la vida y de las personas.
Lo primero quizá sea que cada persona que conoces o hemos conocido ha jugado un papel. Ese papel puede haber sido una prueba para ajustar los criterios de selección, por ejemplo. Otros nos han usado para sus intereses, aunque de un modo no explícito, pero al final no han sido relaciones propiamente dichas, sino INTERESES, como decía. Otros han servido para aprender lo que es el afecto entre las personas y esos mismos y otros más nos han enseñado cuestiones importantes, algunas veces con dolor, todo hay que decirlo.
De entre estos últimos los ha habido (y los hay, aunque se vayan diluyendo entre la niebla que provoca el tiempo y el espacio o la falta de vivencias comunes) que nos han ayudado a saber más de nosotros mismo y, si se permite decirlo, a ser mejores y más comprensivos. Son relaciones que hacen pensar la vida importa, que tiene sus cosas buenas.
En la geografía que habito esas personas son difíciles de encontrar y uno daría lo que fuera porque no faltaran. La razón es bien sencilla, la política ha creado divisiones irreconciliables, que provocan que el no estar de acuerdo supone el corte de relaciones. De este modo, el que haya personas que, aun estando en desacuerdo permanezcan al lado de uno tiene una importancia impagable.
Cada vez quedan menos, porque el fanatismo tapa las bocas (y el pensamiento) y la violencia aumenta la distancia en las relaciones, por más que uno haya pensado siempre que la amistad y el afecto están por encima de coincidir o no en todo (vaya aburrimiento si fuera así).
Ese fanatismo no es reconocido oficialmente, pero existe y genera vacíos incomprensibles alrededor de los que piensan y lo hacen de una manera diferente a la dictada. A mi me han roto la vida de relación (ya hablaremos de ello).
Y el caso es que no me gusta desaparecer del contacto con las personas que conozco, pero hay que ver como ellos me hacen desaparecer, incluso las personas que nunca hubieras pensado que lo harían o que les han rogado y suplicado que mantuvieran el contacto.
Creo que solo se debe desaparecer cuando fallan las personas (uno mismo o los demás), cuando la mentira se instala en la relación, cuando la presencia hace daño…. y de todo hay.
Pero esto quiere ser un homenaje a todas aquellas buenas personas que, a pesar de todo, siguen a mi lado, aunque sean pocas, porque las circunstancias las hacen , no importantes, sino IMPRESCINDIBLES.
Estatua: El vacío del alma de Albert György
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