MUCHAS VECES
Muchas veces algunas personas o algunas vicisitudes de la vida nos hacen tanto daño que quisiéramos chillar y decir a esas personas o a la propia vida lo que creemos que se merecen. Pero la experiencia dice que no merece la pena. Personas y vida, todo tiene una versión diferente de los hechos, por lo que es mejor dejar que el tiempo ponga ese todo en su lugar y callar, por más que duela y escueza.
Eso ayuda a resignarnos con ser quienes somos y a lograr la serenidad necesaria para seguir, lo que no es poco, aunque eso no nos de la felicidad que todos ansiamos.
B. Franklin decía “Aprenderás lecciones. Estás inscrito en una escuela informal a tiempo completo llamada vida” y es cierto, como lo es el ánimo de M. Benedetti:
"No te rindas, por favor, no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños. Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque cada día es un comienzo nuevo, porque esta es la hora y el mejor momento”.
Y en eso estamos, en aprender y no ceder, en buscar cada día un sueño, en las cosas diminutas, ínfimas, esas que son capaces de causar las mejores ilusiones. Porque hemos aprendido que un simple gesto, una sonrisa, una palabra, un recuerdo o pequeños signos pueden tener la fuerza de cambiar la vida.
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