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jueves, 4 de mayo de 2017

CÓMO ME DUELE

CÓMO ME DUELE

Cómo me duele que justo ahora Lluis Llach, reconvertido en viticultor en Porrera (Tarragona) y en político de “favor” en el Parlament, haya convertido “l’estaca” en la porra de los “grises”, que muchos tuvimos que aguantar para que él cantara en otros tiempos.

Duele porque ya no nos quedan mitos ni siquiera verdades (o mentiras) a medias. Todos se han ido quitando la careta o se les ha caído poco a poco. Por ejemplo, Llach, ha olvidado también eso que recordaba sobre los que corríamos de los “grises” (así denominábamos entonces a la policía) o nos tocaba probar la “porra larga”, esa que llevaban para reprimir a los estudiantes y manifestantes del momento, para que sus conciertos tuvieran lugar y luego acabábamos roncos por grita sus canciones.
Muchos olvidos, Llach. Tantos que hasta vergüenza me da ahora recordar que se ha convertido en la “sota de bastos” del “procés”, ese que prometía ser “la revolución de las sonrisas” y que pedía ser asumido por los ciudadanos de buena fe.

A tus amigos se les ha ido el escudo que supuso cierto juez y el mito “Pujol”. La esperada astucia del amigo Mas ha quedado en pequeña nube con tanto juicio y DESPUÉS DE LLAMAR A DESOBEDECER LAS LEYES DEMOCRÁTICAS (porque fueron votadas en su día o bien por todos los ciudadanos o bien por el parlamento de todos), se pide ahora que SE CASTIGUE a quien no cumpla con la LEY DE DESCONEXIÓN.

Ambos sabemos que esa Ítaca que se promete no existe, como no existen las sirenas y sus cánticos (tu y otros como tu los has hecho marchitar).


No te extrañes si te digo que estamos hartos y asqueados. En Porrera y vigilando tus viñas y tu bodega seguro que tu voz sería más coherente y mira que hay distancia entre rasgar una guitarra y cultivar la tierra.

Ya sé y es a propósito, la imagen es de Raimon.

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