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martes, 12 de diciembre de 2017

MENDIGAR EL CONTACTO

MENDIGAR EL CONTACTO

En una de mis entradas de ayer (“El valor de las personas”) podría verse, detrás de lo escrito explícitamente, que uno mendiga la amistad. No es así. Llevo año y medio escribiendo entre dos y tres entradas diarias y nunca he sabido si me leía alguien (algunas veces lo he comprobado -la curiosidad a veces puede más que la razón- y he visto que nadie lo había hecho). Pero nunca he tratado ni ha sido mi objetivo ser el centro de atención, solo expresar lo que o bien el entorno o bien mis sentimientos me dictaban, procurando que mi cabeza tuviera tareas y preocupaciones para pensar y expresar. Casi (o sin casi) he pretendido un soliloquio que llenara mi situación y me ayudara digamos que intelectualmente.

No estoy en situación de mendigar nada y, si alguna vez la debilidad me la llevado a esa frontera, no me ha ido nada bien, por lo que aún tengo más claro que mi situación no es la pedir.

Pero eso no quita que valore (y mucho) a los que están (aunque sea de vez en cuando) y les admire aún más si se quedan (esto es, si repiten u hacen pública su presencia) y NUNCA, pero NUNCA diré nada de los que se van. Cada uno valora y opta a su manera y es es muy respetable, mientras que puede no serlo lo que yo puedo ofrecer.

Debe ser que aún quedan vestigios de esa vieja educación recibida, en la que nos hacían creer que siempre hay soluciones para los problemas o sonrisas para frenar las lágrimas o abrazos para tapar las tristezas y uno espere algo de eso, sobre todo en los peores momentos de crisis.

Tampoco quiero renunciar a eso. Uno está hecho, quizá a su pesar, de jirones de afectos, de un sentido romántico de la amistad…


A pesar de todos los pesares pienso (uno es quizá un iluso) y defiendo que las personas que hacen llevaderas las situaciones difíciles son aquellas que permanecen al lado, aunque el tiempo y las exigencias de todo tipo las vaya borrando poco a poco. Son esas las que reconfortan te hacen sonreir y te sostienen. Son esas que te miran y saben de ti, son las que te respetan y no te juzgan.

1 comentario:

  1. Angel, eres un gran ejemplo para mí. Me ayudaste mucho cuando yo era estudiante y nunca lo olvidaré! Muchas gracias por todo! Sigue escribiendo y motivándonos a seguir adelante.

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