A VUELTAS CON LO ESCRITO SOBRE LA FUERZA Y LA PACIENCIA
Ayer mismo escribía sobre la fuerza y la paciencia como elementos sobre los que construir la convivencia. Hoy me he encontrado con una imagen (la que acompaña a este texto) que viene a anteponer la paciencia a la fuerza y puede que tenga razón. No es que ayer en mi entrada me decantara (conscientemente al menos) sobre una u otra característica, pero me ha hecho gracia encontrarme con la imagen.
No sabría decantarme sobre la predominancia de una sobre otra, quizá me ocurra que sea cierto aquello que defendía Bertolt Brescht: “Qué tiempos serán los que vivimos, que es necesario defender lo obvio” y obvio puede ser intentar anteponer o uno a lo otro.
En fin y por muy triste que pueda parecer, en mi caso me conformo con saber que, mientras respire, todavía estoy a tiempo. Porque el tiempo es limitado (creo que eso mismo defendía Steve Jobs) y que no hay que malgastarlo viviendo la vida de alguien distinto. Yo tengo la vida que tengo y he de gastarla como me dicta mi corazón o mi intuición (o mi fuerza y mi paciencia), no con las de los demás. Cada uno tendrá sus problemas, que supongo que vivirán del mismo modo y buscando la misma dignidad.
Hacer que desaparezcan algunos lugares de nuestra mente, algunas caras o que se vayan cerrando puertas y oportunidades es otra forma de cuidarse, de protegerse o de quererse y, en última instancia, de vivir, por más que sea un vivir cada día más virtual y menos real.
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