LÁGRIMAS NEGRAS
Hay días y días, o sea, días en los que parece que uno puede tomar decisiones y otros en los que esas decisiones le vienen dadas por circunstancias ajenas a su voluntad. Mi noche ha sido como si fuera el último numantino peleando contra todas las legiones de Escipión el Africano. Ha sido una “noche negra”, casi sin aire y, desde luego, sin fuerzas. El volver al mundo (un mundo que me daba la impresión que se iba y me dejaba abandonado) me ha costado como si hubiera construido la Muralla China solito.
No es día de alegrías, claro, ni de grandes alardes literarios. Esta noche, en algunos momentos recordaba una canción (vieja, muy vieja) pero que me viene al pelo para describir mis lágrimas, esas que fluyen solas cuando no puedes más, cuando el dolor aprieta tanto que no puedes ni moverte, cuando hasta las lágrimas duelen y las sientes NEGRAS.
"Aunque tú me has echado en el abandono,
aunque tú has muerto todas mis ilusiones,
en vez de maldecirte con justo encono
en mis sueños te colmo,
y en mis sueños te colmo
de bendiciones.
Sufro la inmensa pena de tu extravío,
siento el dolor profundo de tu partida
y lloro sin que sepas que el llanto mío
tiene lágrimas negras,
tiene lágrimas negras
como mi vida.
Que tu me quieres dejar,
yo no quiero sufrir
contigo me voy mi santa
aunque me cueste morir.
Un jardinero de amor, siembra una flor y se va.
Otro viene y la cultiva, ¿de cuál de los dos será?
Que tu me quieres dejar,
yo no quiero sufrir,
contigo me voy mi santa
aunque me cueste morir.
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