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viernes, 27 de octubre de 2017

EL HERIDO… PARA LA LIBERTAD

EL HERIDO… PARA LA LIBERTAD

Todos los días son especiales, por las razones que sea, y más aún para los que vivimos encerrados sin más objeto que lamernos las heridas, sin otra perspectiva que esperar un nuevo día.

Pero eso nos hace más libres, porque no tenemos nada más que perder, porque vemos los acontecimientos con una visión y una óptica que los demás no tienen, porque tenemos más tranquilidad y no esperamos nada, excepto sentir que las cosas van a mejor, que los que nos sigan en el tiempo podrán tener un ambiente menos agobiante.

Las heridas nos dan fuerzas par seguir luchando para la libertad y para ver todo aquello que atenta contra ella. Desde esa posición hoy acudo a Miguel Hernández con un poema que se titula precisamente El herido y que figura en su libro El hombre acecha, escrito entre 1938 y 1939.


EL HERIDO

I(...)
II
Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.



MIGUEL HERNÁNDEZ, El hombre acecha, (1938-39)

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