TRISTEZA Y FELICIDAD

TRISTEZA Y FELICIDAD

Todos, en mayor o menor medida, vamos en busca de la felicidad, de esas cosas, experiencias o lo que sea a través de las cuales esperamos ser más felices (porque hasta en eso de la felicidad debe haber niveles).

Lo hacemos bajo el supuesto de que lo que nos puede proporcionar esa felicidad lo podemos manejar, cuando en verdad muchas de esas cosas están fuera de nosotros o de nuestro control, eso sin contar con que vemos la realidad de distintos colores.

Apenas logramos controlar, y no siempre, cómo pasar el tiempo libre o como reaccionar ante las circunstancias que nos va presentando la vida o el mundo de relaciones.

En una investigación, de la que se da cuenta en “xataka” parece ser  que en USA los alumnos entre 16 y 18 años son más felices cuando quedan con amigos, hacen ejercicio, practican deporte, participan en servicios religiosos, leen o hacen los deberes. Y se sienten menos felices los que invierten su tiempo en Internet, lo cual no deja de ser paradójico, dado el tiempo que dedican los jóvenes a la pantalla del ordenador o del teléfono.

También llama la atención que la sensación de felicidad guarde relación con el uso del tiempo. Quizá esa sea la razón de que, como se enuncia en el artículo de referencia, estén aumentando los síntomas de depresión, autolesiones, suicidios e inseguridades de todo tipo.

En todo caso parece que, tanto entre los jóvenes como entre los adultos, los niveles de felicidad están disminuyendo, no se sabe muy bien si debido a los problemas laborales y pecuniarios o a otras exigencias del mundo actual, esas que arrastran hacia la tristeza y a la angustia.

El artículo de referencia ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.