PARA LA LIBERTAD
Quiero suponer que es asumible que la libertad es una facultad de la persona para actuar según su voluntad y sin restricciones, respetando, eso sí, su propia conciencia y ética para desarrollarse y llegar a ser lo que quiere ser.
Soy consciente de que alrededor de este concepto se pueden verter rios de tinta, dados sus matices y el hecho de que cada ser humano tenga a su lado otro ser humano con las mismas facultades y los mismos deseos, pero creo que lo dicho puede servir de entrada para este bellísimo poema de Miguel Hernández sobre la LIBERTAD y para enunciar mi propia lucha por ella.
II
Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.
Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.
MIGUEL HERNÁNDEZ, El hombre acecha, (1938-39)
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