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domingo, 16 de julio de 2017

LA PESADEZ DE LOS MANTRAS

LA PESADEZ DE LOS MANTRAS

Cada día estoy más firmemente convencido que cuando alguien adopta ciegamente una religión (la que sea, no me quiero referir ahora al fundamentalismo islámico), un sistema político (tanto da también si es de derechas, de izquierdas o si vuela bajo) un dogma… y lo hace sin raciocinio, sino solo por sentimiento… ese alguien se convierte en un autómata incapaz de razonar, de aprender o de crecer (personal e intelectualmente).

A partir de ese momento rompe amarras con el mundo, entiéndase, con el resto del mundo que YA no es el suyo, con las personas que no piensan como él, porque las considera inferiores o incapaces de llegar al dogma que ellos ven como única luz para alumbrar y entender el mundo, con el conocimiento que no refuerza sus creencias, incluso con los datos que no se ajustan o no refuerzan su creencia, con la razón, pues no hay nada que pueda formar parte ya de su bagaje intelectual….


Y, a pesar de todo ello, persisten en su dogma, intentan convencer a los demás y retuercen cualquier idea para que se adapte a lo “suyo” y para replicar a cualquier idea o razonamiento que pueda estar fuera de su “esfera”.

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