LA ESPERANZA
Sobre este tema hay demasiadas entradas, quizá porque es lo más presente en el discurrir de mi vida.
No entraré, pues, en mi visión o mi actitud ante ella. Creo que he dicho todo cuanto puedo decir y sentir al respecto y haré como otras tantas veces, acudir a mejores palabras, a más sensibles actitudes, a mejores sentimientos, esta vez de la mano de M. Hernández, que tuvo que agarrarse a ella para no morir antes de tiempo.
PINTADA NO VACÍA
Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.
pasiones y desgracias.
Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa
con su ruidosa cama.
Florecerán los besos
sobre las almohadas.
Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.
El odio se amortigua
detrás de la ventana.
Será la garra suave.
Dejadme la esperanza,
dejadme la esperanza.
(Miguel Hernández: Pintada, no vacía)
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